Los presupuestos apuestan por una reducción en partidas muy importantes de cara a conseguir recortar el déficit hasta el 5,3% del PIB, en virtud del compromiso adquirido con la Unión Europea.
Dentro de este plan se mantienen partidas presupuestarias como las prestaciones por desempleo, las pensiones y el salario de los funcionarios, por considerarlas prioritarias.
No corren la misma suerte otro tipo de partidas, ya que se contempla una reducción del gasto en la mayoría de los Ministerios y, por ello, en sus políticas.
Las Ayudas a la Cooperación y el Desarrollo bajan en 594 millones de euros, lo mismo ocurre con las inversiones en Defensa que se ven reducidas en 351 millones, o las ayudas para el acceso a la vivienda que se han recortado en 322 millones de euros. La misma suerte corre el presupuesto destinado a los sindicatos o el destinado a las políticas activas de empleo.
El dinero para la integración de los inmigrantes o las transferencias en educación también sufren un buen recorte, al igual que la inversión en infraestructuras.
Sin duda, es necesario apretarse el cinturón, aunque puede que el recorte sea excesivo y a la vez insuficiente para alcanzar el objetivo.
El Gobierno también ha aprobado una serie de medidas fiscales, sobre todo relacionadas con el Impuesto de Sociedades para las grandes empresas.
Pero, la que sin duda ha sido la más comentada de todas, es la medida llamada amnistía fiscal. Se trata de una medida que permite, con carácter excepcional, que quienes no hayan declarado las rentas en el IRPF puedan declararlas antes del 30 de noviembre, previo pago de un gravamen del 10% por el importe de esos bienes no declarados en su momento.
