Licencia CC de atribución / Simon Shek
Todos los productos deben ir etiquetados e incluir una serie de datos inequívocos que nos permitan identificar y conocer el producto que vamos a adquirir, dotándolo de la información pertinente y de sus correspondientes medidas de seguridad.
Cada tipo de producto puede tener características concretas, que comportan que su etiquetado requiera de más o menos información. Por ello, en este consejo nos centraremos en el etiquetado de dos categorías básicas: el de los alimentos y el de los productos energéticos.
¿Qué es la etiqueta y que debe indicarse en ella?
La etiqueta es toda aquella leyenda, marca, imagen o signo descriptivo sujeto al propio envase o producto. Es toda aquella información escrita, impresa o gráfica relativa al producto que debe acompañar.
En las etiquetas debe constar siempre la siguiente información:
Normativa relativa al etiquetado de alimentos
La etiqueta de los alimentos debe recoger la información relativa al producto, debe estar presente en el envase y no debe inducir a error al consumidor. Los datos de las características del producto, el origen, la composición, la forma de obtención y la caducidad deben ser muy claros. No se permite atribuir al producto alimentario propiedades que no tenga, ni destacar propiedades especiales si todos los productos de su tipo las tienen.
La etiqueta de los productos alimentarios debe contener, como mínimo:
Etiquetado de productos energéticos
La etiqueta energética es la que figura en los electrodomésticos y que informa sobre el consumo de energía así como de los datos relativos a cada aparato. Esta información se encuentra actualmente en lavadoras, frigoríficos y congeladores de uso doméstico, siempre que estos aparatos se alimenten de la red eléctrica.
La etiqueta en estos productos está dividida por 4 zonas y debe indicar:
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