Un despido improcedente es bastante más caro para la empresa y menos beneficioso para el trabajador. A pesar de que muchas veces estos despidos están más que justificados, en ocasiones las empresas tratan de convertir un despido procedente en uno improcedente para ahorrarse los problemas que acarrea el primero para ellas.
En el caso de que sufras un despido desde aquí te recomendamos dos opciones. La primera de todas es que lo firmes y lo aceptes, sin embargo, debajo de la firma deberás de escribir claramente un NO CONFORME. Esto dará pie a que más adelante puedas llevar a cabo reclamaciones para conseguir el mejor despido para ti. Dicho sea de paso, si más adelante no reclamas por el motivo que sea tampoco pasará nada.
Ahora bien, si vives en Sevilla, por ejemplo, y decides reclamar, algo que personalmente también te recomendamos, es importante contar con la figura de un buen abogado despidos en Sevilla. Estos profesionales no solo te aconsejarán lo mejor a hacer en cada momento, sino que son capaces de evaluar el despido y saber si realmente tiene que ejercer como abogado despido improcedente y así defender tus intereses.


Diferencia entre despido procedente e improcedente
La principal diferencia que existe entre estos dos tipos de despidos es la causa que ha provocado el despido. En un despido procedente existe una causa que justifica el despido. Estas causas se encuentran dentro del Estatuto de los Trabajadores y pueden ser por causas económicas, mal desempeño por parte del trabajador o cualquier otra falta que pudiera explicar razonablemente el despido.
El despido improcedente, por su parte, es aquel despido que se lleva a cabo sin razón aparente o bajo una razón inexistente. Este despido se puede llegar a reclamar y básicamente se pueden dar dos opciones, indemnizar al trabajador o readmitirlo en la empresa.
La importancia de contar con un abogado en caso de despido
La importancia de contar con un abogado en estos casos va más allá de demostrar que se trata de un despido improcedente. Cuando se lleva a cabo el acto de conciliación en donde la empresa tiene que indemnizar al trabajador, pueden que este no resulte del agrado del propio afectado. Un abogado que está especializado en estos casos velará por los intereses de sus clientes y, por supuesto, será mucho más sencillo que consiga un mejor acuerdo para su cliente.
En definitiva, estas situaciones son de lo más cotidianas y muchas personas las dejan pasar por alto al desconocer que tienen más derechos de los que creen. Estar informado y llevar a cabo el procedimiento de la forma adecuada es fundamental, no solo para conseguir lo que a uno le corresponde, sino también para poder conseguirlo antes sin que la indemnización se demore demasiado.