
De las 144 economía comparadas, España ocupar el puesto 36 de esta clasificación, por lo que mejora 6 puestos respecto hace dos años. Entre los factores que mejor salen parados se encuentren el de las infraestructuras de transporte, donde España ocupa el décimo puesto del mundo, el tamaño de su mercado (14) y el alto número de estudiantes matriculados en educación superior, lo que permite que tengamos una gran base de trabajadores altamente cualificados.
A pesar de estos datos positivos, no vienen exentos de matices. Así, cabe destacar que nuestro país se está viendo afectada por graves desequilibrios macroeconómicos, situándose como uno de los peores países en el control del déficit, ocupando el puesto 135. Lo mismo podríamos decir del control de la deuda pública, donde España ocupa el puesto 112. A estos dos factores habría que sumar los graves problemas que está atravesando el sector financiero.
La consecuencia de estos desequilibrios es la pérdida de la confianza de los mercados financieros y la dificultad para acceder a los mercados internacionales de capitales a costes reducidos.
No en vano, el mismo informe elaborado por el FEM sitúa a España en el puesto 122 respecto al grado de asequibilidad del acceso de sus empresas a financiación, lo que provoca unos mayores diferenciales de los bonos nacionales respecto a las economía más fuertes.
A pesar de que las reformas del Gobierno en materia laboral han provocado una ligera mejoría, España sigue contando con un mercado laboral extremadamente rígido. En cuanto a los recortes efectuados por el gobierno de Rajoy en el gasto público destinado a investigación e innovación, se alerta sobre la posibilidad de que dicho recorte limite la capacidad de innovar de las empresas españolas, un punto muy importante si se quiere avanzar en la transformación económica necesaria para el país.
Enlace: Índice Global de Competitividad 2012/2013
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