Es fácil entrar en una lista de morosos. Lo difícil es salir. Podemos llegar a ella por un descuido en un recibo impagado o por un error de una compañía que nos incluye en sus listas reclamando algo que no debemos. Pero para salir no nos lo ponen tan fácil. ¿Qué podemos hacer?
Los registros de morosos son listados que cada entidad gestiona a su modo pero ateniéndose a la Ley de Protección de Datos que regula este tipo de listas. Los más conocidos son el RAI, ASNEF, INCRESA o EQUIFAX.
Cualquiera que haya sido incluído en una lista de morosos -llamada legalmente "servicios de información de solvencia patrimonial y crédito"- tiene derecho a acceder a sus datos, a conocer quién dispone de ellos y a rectificarlos. Supuestamente, una persona que ha saldado su deuda debería ser borrada de esta lista, aunque algunas entidades como la Dirección General de Defensa de la Competencia defienden que el moroso debe permanecer tres meses más, algo que le ha llevado a enfrentarse con la Agencia de Protección de Datos que defiende a los usuarios frente a los posibles abusos de este tipo de registros. Por su parte, AUSBANC, que es la Asociación de Usuarios de Servicios Financieros, también está trabajando para que no se produzca ningún tipo de abuso.
Por tanto, oficialmente, una vez que se ha saldado la deuda tenemos derecho a ser borrados de la lista. Sin embargo, a veces el perjuicio ocasionado por la inclusión en la misma puede ser mayor. Si la entidad no ha actuado con diligencia, ha cometido un error al incluirnos en el registro o no nos ha sacado a tiempo, se puede solicitar una indemnización que pudiera solventar los daños causados.