De esta manera señala contundente un portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios Vasca que "esta iniciativa nos parece un auténtico despropósito; algo realmente incomprensible, especialmente en mitad de una crisis económica y de consumo como la que estamos sufriendo. EKA/OCUV piensa y defiende que el precio de las cosas, el que marca la etiqueta, no puede ser distinto en función de cómo se paguen. No estamos hablando de un precio mayor por comprar a plazos, lo cual (por los intereses) es lógico; sino de un precio mayor por pagar con dinero de plástico en vez de hacerlo con dinero en metálico. Hay que tener en cuenta, además, que los consumidores ya estamos pagando, y bien, por utilizar las tarjetas, puesto que los gastos de mantenimiento (comisiones, etcétera) no dejan de subir. En lo que llevamos de año se han encarecido una media del 15%. El único agente de los implicados (comercios, consumidores y entidades financieras) a quien podría beneficiar esta nueva ley es, quizá, la banca".
Según los datos del Banco de España disponer de una tarjeta de débito en estos momentos tiene un coste de casi 17 euros al año (sin incluir las comisiones por extraer dinero del cajero), mientras que la de crédito tiene una cuota anual media de 33 euros, un 7% más que en noviembre de 2008. Precisamente por este encarecimiento muchos usuarios han decidido reducir su número de tarjetas.
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