

El aval ayuda a proteger frente a los impagos, aunque también se puede emplear para cubrir los posibles daños en el piso.
La fianza, el aval bancario y los seguros de alquiler protegen al propietario frente al inquilino que no cumple las obligaciones pactadas, pero esta medida no agrada a los inquilinos, ya que para otorgar el aval, el banco exige retener esta misma cantidad en la cuenta, sin posibilidad de disponer de ella.
Además de suponer un coste para el inquilino, que debe pagar varias tarifas en concepto de comisiones, por el estudio de la solicitud, la apertura y el riesgo que asume la entidad.
La mayoría de propietarios desconocen que, al igual que otras pólizas de seguros como las del hogar o del coche, el aval bancario debe renovarse pasado un año o una vez concluido el periodo por el que se haya firmado, porque de lo contrario, las garantías se esfuman al acabar el plazo.
Para seleccionar el inquilino, se requiere tener en cuenta ciertos aspectos, como son:
-Cuando se publique un anuncio, éste debe de dejar ver las características de la casa, la ubicación y la renta mensual, además de las condiciones del contrato.
-Se puede acotar la búsqueda a partir de ciertos criterios: las familias con hijos mayores o sin animales, con un trabajo estable o con contrato indefinido, que suelen ser garantía de pago.
El propietario puede acudir a la entidad con la que opera el inquilino e interesarse por su reputación pagadora; así como informarse por medio de los anteriores caseros, pero hay que manejar esta información con cuidado, ya que pueden esconder su interés por "librarse" de él.
Fuente Imagen ThinkStock.